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Hispanic Research Journal
Iberian and Latin American Studies
Volume 23, 2022 - Issue 6
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Research Article

Una memoria en fuga: La errancia en Duelo de Eduardo Halfon

 

RESUMEN

Este trabajo se propone analizar el rol de la errancia en relación con la posmemoria en Duelo (2017), novela del escritor guatemalteco Eduardo Halfon. Entendida como una forma de movilidad sin dirección, la errancia es una instancia indagatoria sobre la memoria del trauma del Holocausto que guía la construcción de los relatos de infancia, en especial sobre la familia judía polaca del protagonista. A lo largo de una serie de viajes, y en diálogo con el dark tourism, Duelo desarrolla una narración descentrada, que se vale del poder inventivo de la posmemoria para entrelazar variaciones de una historia en torno al secreto del pasado familiar. Así, el artículo postula que la errancia es una estrategia para capturar los fantasmas de una memoria mediada por los relatos de infancia y donde lo espectral refiere a las variadas direcciones y fugas que asume el relato del trauma. De este modo, la errancia es una forma de cartografiar afectivamente el duelo familiar para darle una dimensión colectiva.

Abstract

This paper aims to analyze the role of wandering in relation to postmemory in Duelo (2017), a novel by the Guatemalan writer Eduardo Halfon. Defined as mobility without direction, wandering is an instance of inquiry into the memory of the trauma of the Holocaust that guides the construction of childhood stories, especially about the protagonist’s Polish-Jewish family. Throughout a series of trips, and in dialogue with dark tourism, Duelo develops an off-center narration that uses the inventive power of postmemory to weave variations of a story around the secret of the family past. Thus, the article posits that wandering is a strategy to capture the ghosts of a memory mediated by childhood stories and where the spectral refers to the various directions and escape mechanisms of the trauma story. Therefore, wandering is a way of emotionally mapping family mourning in order to give it a collective dimension.

Notes

1 Al inicio de la novela Canción, cuando narra un viaje a Japón para participar en un congreso de escritores libaneses, Halfon se refiere, precisamente, a la identidad como un disfraz que adopta según las circunstancias: “había abierto el armario y había encontrado ahí el disfraz libanés —entre mis tantos disfraces— heredado de mi abuelo paterno, nacido en Beirut. Nunca antes había estado en Japón. Y nunca antes me habían solicitado ser un escritor libanés. Escritor judío, sí. Escritor guatemalteco, claro. Escritor latinoamericano, por supuesto. Escritor centroamericano, cada vez menos. Escritor estadounidense, cada vez más. Escritor español, cuando ha sido preferible viajar con ese pasaporte. Escritor polaco, en una ocasión, en una librería de Barcelona que insistía —insiste— en ubicar mis libros en la estantería de literatura polaca. Escritor francés, desde que viví un tiempo en París y algunos suponen que sigo allá. Todos esos disfraces los mantengo siempre a mano, bien planchados y colgados en el armario” (Halfon Citation2021, 11).

2 En el último libro publicado por el autor a la fecha, Un hijo cualquiera (2022), el relato “El lago” hace también referencia a los recuerdos de infancia sobre los fines de semana que pasaba con su familia en el chalet de su abuelo libanés a orillas del lago. La asociación de ese espacio con la muerte esta vez no remite al tío Salomón, sino a dos hombres indígenas —guerrilleros, le dice su padre— que una mañana aparecen sin vida flotando en el lago.

3 La escena en que se describe la fotografía del niño Salomón un día de nieve en Nueva York es referida también en la novela Canción pero, en vez de ser entregada por el padre al narrador, cuando lo castiga por haberse peleado con el hermano, este la encuentra casualmente en una caja: “Mi abuelo llevaba toda la cena gritándome, por todo, por cualquier cosa. Esa tarde nos había descubierto a mi hermano y a mí en un cuarto de baño junto a la piscina, que ahora era bodega, husmeando en una caja llena de fotos (al salir corriendo, yo había dejado tirada en el suelo una vieja foto de su hijo primogénito, Salomón, de niño, en la nieve, en Nueva York, en 1940). […] Posiblemente su ira nada tenía que ver conmigo (ni con aquella foto en blanco y negro del niño Salomón, cuyo nombre nadie en la familia se atrevería a pronunciar)” (Halfon Citation2021, 63).

4 En Mañana nunca lo hablamos y Canción se menciona otro personaje de la familia con el mismo nombre: el tío Salomón, primo de su abuela, aficionado a leer el futuro en el café turco. En ambas obras se repite el mismo párrafo (salvo una coma que se agrega en Canción en la primera frase, contenida en la página 23): “El tío Salomón no era mi tío sino un primo de mi abuela. Pero igual todos le decíamos tío Salomón. Era un viejo alto, delgado, apenas calvo, de voz áspera, ojos celestes y tez beduina. Siempre iba vestido impecable: en saco y corbata y gemelos de oro y mocasines tan lustrosos que hasta parecían nuevos. Era el único que constantemente le ganaba a mi abuelo en el backgammon (tawle o shesh besh, en árabe), en la hermosa mesa de concha y perla que mi abuelo había traído en los años veinte de Damasco y que se abría y desdoblaba como una enorme caja china” (Halfon Citation2011, 88).

5 Mañana nunca lo hablamos, el conjunto de cuentos que también se puede leer como una novela fragmentada en torno a los momentos cotidianos de una infancia marcada por la violencia de los años setenta en Guatemala, establece una serie de puntos de conexión con Duelo y Canción a lo largo de las distintas direcciones que adquiere el relato sobre la memoria familiar. En los recuerdos de niñez, Duelo repite ciertos personajes y recrea varias escenas con leves matices de los textos que integran Mañana nunca lo hablamos: la mención, por ejemplo, al lago Amatitlán, en “Quieto a la orilla del lago”, a través de las historias que le cuenta Rolando, un empleado de la casa familiar, sobre su infancia; el episodio en que sus padres deciden irse a vivir a Miami, desarrollado con mayor extensión en el relato “Mañana nunca lo hablamos”, para escapar del clima de violencia rumbo a un suburbio llamado Plantation, donde tenían un departamento; y, en “La señora del gabán rojo”, la historia sobre el secuestro de su abuelo libanés en 1967 por parte de unos guerrilleros “disfrazados de policías” (127), que se detiene en la figura de una atractiva mujer que su padre le muestra mientras comen en el restaurante El Rodeo y que, según él, había participado en el secuestro. Esta misma escena reaparece en Canción, al igual que los recuerdos de la casa de la calle Reforma de sus abuelos, descrita como un palacio; y personajes como Berenice, la prima argentina, y el Nono.

6 “El boxeador polaco” comienza, precisamente, haciendo referencia a esa historia: “69752. Que era su número de teléfono. Que lo tenía tatuado allí, sobre su antebrazo izquierdo, para no olvidarlo. Eso me decía mi abuelo” (Halfon Citation2008, 83). Y, en Monasterio, mientras mira una fotografía de su familia polaca, todos muertos en campos de concentración, el narrador rememora el origen traumático del tatuaje: “Y pensé en el número tatuado en el antebrazo de mi abuelo, 69752, número verde y gastado que de niños nos decía que era su número de teléfono, y sonreía, y que lo tenía tatuado allí para no olvidarlo” (Halfon Citation2014, 80–81).

7 El cuento “Signor Hoffman”, que le da título al libro publicado en 2015, trata esta misma temática. En un viaje por Italia al protagonista lo confunden con Signor Hoffman, el actor norteamericano, en el día de su muerte: Hoffman, me había llamado Panebianco, mientras moría Hoffman. Como si eso fuera más que un desliz, más que una casualidad. Como si al morir se hubiera liberado su nombre y estuviera éste suelto por el mundo, flotando por el mundo, para que cualquier persona del mundo de pronto pudiera atraparlo en el aire, y decirlo, y encarnarlo. (Halfon Citation2015, 34)

8 El relato “El último tigre”, contenido en Un hijo cualquiera, hace mención breve a este episodio: mientras el narrador camina por la plataforma de la estación de tren de Grunewald, en Berlín, junto a Kullu, otro becado del Wissenschaftskolleg, divisan en el suelo una serie de placas conmemorativas de los 186 trenes que desde octubre de 1941 transportaron a judíos hacia campos de concentración: “hasta que llegué a una placa en la mitad de la plataforma: 08.12.1944 / 15 Juden / Sachsenhausen. Sachsenhausen, volví a susurrar en la penumbra. ¿Habrá pasado por aquí tu abuelo polaco, Eduardo, en su camino a Sachsenhausen?, me preguntó Kullu con su tono dócil y reverente. Pero no pude responderle. No pude decir nada” (Halfon Citation2022, 135).

9 Para Sigmund Freud lo siniestro u ominoso —esto es, lo unheimlich— se explica por una repetición de lo semejante en la esfera cotidiana que complejiza la distinción entre lo familiar y lo insólito. En ese desajuste, se revela una sensación de extrañeza frente a lo conocido o cotidiano (Freud Citation1997, 2483–505).

10 El título de la novela, de hecho, alude a los distintos significados asociados al término “duelo”: no solamente el sentimiento que se tiene por la muerte de alguien, sino también la idea de enfrentamiento o confrontación entre dos fuerzas, que en la obra remite a la incansable y errática búsqueda de espectros que interpelan el presente del narrador y, en general, la experiencia de un dolor o aflicción que, bajo la forma de un trauma familiar y comunitario, impulsa el proyecto estético de toda la obra de Halfon. Esta connotación tanto íntima como interpersonal del concepto de duelo se pierde en la traducción de la novela al inglés, titulada Mourning. En una conversación del autor con Avinoam Patt y sus traductores, Lisa Dillman y Daniel Hahn, el 15 de abril de 2019 en el Mandell Jewish Community Center, en Connecticut, cuando recibió el Edward Lewis Wallant Award por la traducción al inglés de Duelo, Halfon explica este problema: “So, Mourning—a difficult book to summarize. It’s a book about names. It’s a book about mourning, as the title suggests, but the title in English is very tricky. It’s not the same as the title in Spanish. The title in Spanish is Duelo, which has three meanings: duelo can mean “mourning,” but duelo can also mean “duel,” as in combat, and it can also mean “pain,” dolor, yo duelo, “I hurt.” These three ideas are very present in the book: the one book where finally, or ultimately, or profoundly, these two parts of my identity, the Guatemalan and the Jewish, come together” (Halfon Citation2019, 449).

Additional information

Notes on contributors

María Paz Oliver

María Paz Oliver es doctora en Literatura de la Universidad Católica de Lovaina (KU Leuven, Bélgica) y actualmente es profesora asistente del Departamento de Literatura de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile). Sus áreas de investigación se centran en el espacio y la movilidad urbana, las identidades migrantes, la memoria y la cotidianidad. Es autora del libro El arte de irse por las ramas. La digresión en la novela latinoamericana contemporánea (Leiden: Brill, 2016). Este artículo se realizó en el marco de los proyectos Fondecyt Regular N° 1230226 y N° 1220637, y del proyecto Puente (UAI, 2022), desarrollado en el Centro de Estudios Americanos de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez.

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